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Villa Nueva de los Infantes

Descripción

Situado en los Campos de Montiel se encuentra nuestra localidad San Carlos del Valle, también conocida como El Cristo.

Una pequeña y tranquila población enclavada en un pequeño valle. Donde destaca su majestuosa iglesia del Santísimo Cristo del valle y su plaza mayor que nos ara retroceder en el tiempo.

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Historia

Los primeros asentamientos humanos en San Carlos del Valle datan de la Edad del Cobre y la Edad del Bronce, específicamente del Bronce Pleno. Se hallaron poblados ya desaparecidos (que los arqueólogos llamaron la Allozosa, el Serijo o el Galvarín) y torres de vigilancia.

Hay yacimientos posteriores, de la época ibérica tardía (siglo II a.C.) y de la época romana (entre los siglos III y IV a.C.). El más importante de todos es Molino de los Moros, situado al noreste de San Carlos del Valle, junto al río Azuer. Entre los restos encontrados destacan pesas de telar, cerámica sigillata y abundante material de construcción.

La zona donde actualmente se encuentra asentada la localidad era una zona de paso (camino Real) entre el Norte y el Sur de la Península, conocida como “El Valle del Puerto de Santa Elena” debido a la ermita de Santa Elena que habría sido construida a finales del siglo XIII o a principios del XIV, cuando la aldea dependía de Membrilla. La ermita, ya desaparecida, se convirtió tras muchas fases de reconstrucción y repoblación en la Iglesia del Santo Cristo del Valle en el siglo XVIII, ya que, según cuenta la tradición, en 1640 fue descubierta la imagen de un Cristo pintado en la pared de las antiguas dependencias de la ermita de Santa Elena del Puerto. Este suceso fue considerado una señal divina, creando una importantísima devoción al Santo que empezó a atraer a miles de peregrinos, por lo que se decidió reemplazar la ermita de Santa Elena por un templo en honor de Cristo. También por esta época se encontró una imagen del Santísimo, que se cree que fue pintada en el siglo XVI.

Durante la Ilustración del siglo XVIII, Carlos III decide segregar la Iglesia de Membrilla y fundar San Carlos del Valle, a raíz del crecimiento de la población y del aumento de construcciones alrededor del templo. Esto no ocurrirá, eso sí, hasta el año 1800, cuando ya reine su hijo Carlos IV, fecha en que el nuevo rey promulgó la Carta Real que elevaba la población de aldea a villa independiente.

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Iglesia
Santísimo Cristo del Valle

El arquitecto que construyó el conjunto patrimonial más importante de San Carlos del Valle, compuesto por iglesia, plaza y mesón, fue Juan Alejandro Núñez de la Barrera. Las obras de la Iglesia se empezaron el 18 de septiembre de 1713 y finalizaron el 13 de septiembre de 1729. Pese a que la intencionalidad aparente era dar respuesta a unas necesidades populares de devoción al Santo Cristo, el verdadero objetivo construir un gran conjunto que simbolizara el poder de la Corona Española; la combinación de la devoción religiosa y de la exaltación de la realeza es lo que confiere a San Carlos del Valle su originalidad arquitectónica.

El conjunto se configura en torno a la iglesia con la intención de crear una plaza que sea el marco idóneo para la fiesta religiosa y pagana, pero dominada por la gran magnitud del templo. Todo ello respondía a la idea de la Fiesta Barroca en la que el escenario, la teatralidad, los efectos y los símbolos eran utilizados por los poderes para emitir los mensajes deseados; así se conseguía aunar religiosidad popular con el reflejo del poder de la Iglesia y, por extensión, de la Corona. El templo sirve por tanto como un telón de fondo que decora el escenario de la fiesta configurado por la plaza.

La iglesia está concebida como un inmenso cubo al que se superponen cuatro torres en sus ángulos y una enorme cúpula que emerge sobre el edificio, que determina al templo como elemento dominante de la plaza. La Iglesia del Santísimo Cristo del Valle es un lugar de peregrinación elegante, refinado y cortesano, a pesar de su construcción tosca y popular; su fachada exterior está construida en ladrillo, excepto en las partes nobles en las que se emplea piedra. La fachada principal está compuesta por una grandiosa portada que marca el eje de todo el edificio y que servirá como reflejo de la arquitectura interior plasmada en el presbiterio. En el primer cuerpo de la fachada se abren dos ventanas, que flanquean la portada con un alféizar labrado en piedra terminado en dos volutas. El segundo cuerpo está conformado por la sobreelevación del arco cimbra que cubre la portada y las torres. El tejado del edificio se recubre con una inmensa cúpula rematada por la linterna y un esbelto obelisco. Los cuatro ángulos del edificio, donde comienzan las torres, se decoran con figuras humanas tratadas de una forma tosca y grotesca, que se sitúan sobre pedestales. Estos personajes están ataviados con el traje popular de la época; grandes sombreros, ropas campechanas, una guitarra, una pandereta y un odre de vino, por lo que es plausible pensar que querían representar al vulgo que cantaba y bailaba durante las fiestas del pueblo. La portada principal da a la plaza y está concebida como un gigantesco retablo.

El interior de la Iglesia es de planta de cruz griega inscrita en un cuadrado. Su interior es de gran sencillez: el recinto está cubierto por una gran cúpula encamonada compuesta por tambor, media naranja y linterna sobre anillo moldurado. Los complementos que configuran la cúpula poseen una decoración geométrica que termina en volutas y en cartelas en las que aparecen alternados decoraciones con flores de lis y corazones llameantes, símbolos de la monarquía borbónica y del amor divino respectivamente. La cúpula descansa sobre cuatro pechinas, en las cuales están pintadas las imágenes de los cuatro evangelistas: San Juan (águila), San Lucas (buey), San Mateo (ángel) y San Marcos (león).

 

Entre los años 1740 y 1770, todos los esfuerzos se centraron en conseguir que el interior del templo del Santo Cristo estuviera bellamente ornamentado. De esta forma, bajo la estricta supervisión de las autoridades eclesiásticas, se compraron lámparas y alfombras, y se encargaron tres nuevos retablos (uno central y dos colaterales). La iglesia en su interior queda formada por un presbiterio. En el lado de la Epístola se construyó el coro, y frente a este se encuentra la capilla dedicada al Cristo del Valle, una pequeña joya tanto por su arquitectura como por su decoración. Comunicadas con esta capilla se encuentran la antesacristía y la sacristía (antigua ermita de Santa Elena), que siguen las mismas tipologías que el resto del edificio y que destacan por sus ricas cajoneras de madera.

En 1892, durante la Cuaresma, un rayo cayó sobre la torre central, penetrando en el interior y provocando un gran incendio. Los daños se centraron en la torre central, que tuvo que reconstruirse. Más tarde, en 1925, se volvieron a hacer obras en esta torre, aligerando su peso para evitar que la estructura general soportara tal carga.

La Iglesia del Santísimo Cristo del Valle fue declarada Bien de Interés Cultural con categoría de Monumento en el año 1993.

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Plaza Mayor

La Plaza Mayor es un recordatorio de los recintos cerrados que se reservaban para los espectáculos, tales como los corrales de comedias. Se plantea como un espacio íntimo, típico de los trazados urbanos españoles, que por tanto es el lugar idóneo para la celebración de fiestas y romerías, a la vez que un escenario perfecto para representar comedias. Se proyecta con un sentido unitario, como elemento aglutinador de iglesia, casa parroquial y mesón. Con la intención de dignificar el entorno del santuario, a la vez que se protegían los cimientos de humedades, se decidió construir la lonjilla, acabada en 1758.

La plaza tiene forma rectangular y unas dimensiones de 53 metros de largo por 21 de ancho; primitivamente poseía cuatro arcos de entrada, que se correspondían con los cuatro lados de la plaza, y un solo corredor, el superior, construido sobre zapatas a modo de ménsulas como se puede ver en los lados noreste y sur. En el lado contiguo a la iglesia se construyó la casa parroquial. Por otro lado, el mesón se sitúa en la parte oeste y se abre a la plaza por una gran portada de piedra; tiene una balconada de arquitectura culta, similar a la portada de la Iglesia.

La plaza se transforma posiblemente cuando se funda la nueva población en el año 1787, por orden de Carlos III, ocasión para cambiar el nombre de la iglesia por el de la nueva población de San Carlos del Valle, recordando a su fundador. Debido a la necesidad de espacio, como consecuencia de la llegada de los colonos y del lógico aumento de población, se amplía la capacidad del lado mayor frente a la iglesia, cegando la entrada oeste y añadiendo el pórtico de columnas toscanas y el primer corredor que va sobre él.

Ermita de Santa Elena

A finales del siglo XIII o principios del XIV se construyó una pequeña y modesta ermita de tapial llamada Santa Elena del Puerto, que muchos años después se convirtió en un importante centro de romería y peregrinación.

Debido a la gran afluencia de peregrinos y las limosnas que dejaban, la ermita fue reformado a principios del siglo XVI. Se construyó una nueva casa parroquial y los muros de adobe reemplazaron a los de cal y adoquines.

El interior del santuario se empezó a decorar con retablos y cuadros, destacando el altar mayor en el que Santa Elena y otra imagen muy antigua de la Virgen. Las imágenes de los santos están pintadas en las paredes de la ermita, destacando a San. Fruto y San. Apolonia.

Actualmente, la Ermita se encuentra en el anexo de la sacristía.

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Fiestas y Tradiciones

Como en otros pueblos de la provincia, en San Carlos del Valle hay tradición rural y celebraciones en el campo. Así, el 24 de abril se celebra la romería de San Marcos, con comidas populares de hornazo a las afueras, y el 15 de mayo se celebra San Isidro, patrón de los agricultores.

Aunque ya no se le venere tanto como antaño, Santa Elena (a la que perteneció la ermita en primer lugar) tiene unos días de fiestas muy importantes con la Semana Cultural, que se celebra entre el 12 y el 18 de agosto con todo tipo de actividades culturales y religiosas.

La fiesta mayor de San Carlos del Valle se celebra entre el 12 y el 15 de septiembre: son las fiestas patronales en honor al Santísimo Cristo del Valle, el patrón del municipio al que tanto se venera en la Iglesia. Destaca por la procesión del día 14, a la que acuden fieles y turistas.

 

Finalmente, el 7 de diciembre se homenajea en el pueblo a la Inmaculada Concepción con unas hogueras en su honor, reuniéndose los vecinos alrededor de lumbres y hogueras por el pueblo compartiendo historias y recuerdos.

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